La gestión del conflicto escolar desde la Psicología Educativa: hacia una cultura de paz en el sistema educativo.

Nombre: Rosaura Pérez

   Matrícula: 21-SPSS-5-024

  Maestro/a: Vladimir Estrada 

                              

Introducción:

Como estudiante de término de la carrera de Psicología Escolar, me ha tocado reflexionar profundamente sobre el papel que jugaremos en la construcción de climas escolares más saludables. Esta responsabilidad no solo implica intervenir ante las conductas problemáticas de forma individual, sino también incidir sobre lo colectivo, promoviendo un cambio real en la cultura escolar. Hoy más que nunca, ante la elevada conflictividad que atraviesa la sociedad dominicana, se hace urgente consolidar una convivencia escolar basada en la paz, el respeto y la corresponsabilidad.

Conflicto escolar, calidad educativa y rendimiento académico: una relación inseparable

Los conflictos entre estudiantes , ya sean verbales, físicos, emocionales o digitales, no se dan en el vacío. Son expresiones de tensiones que traen desde sus contextos familiares y sociales, y que se ven reforzadas (o mitigadas) por las dinámicas del centro educativo. Cuando los conflictos son frecuentes y mal gestionados, afectan directamente el clima escolar, y esto repercute negativamente en dos aspectos claves: la calidad educativa y el rendimiento académico.

Por ejemplo, en una escuela donde las peleas, los insultos y el acoso son comunes, los docentes tienden a dedicar más tiempo al control del aula que a la enseñanza. El ambiente se vuelve tenso, los estudiantes se sienten inseguros, y se disminuye la motivación hacia el aprendizaje. He observado casos en mis prácticas donde grupos completos mostraban bajo rendimiento no porque no tuvieran capacidad, sino porque vivían en constante estado de alerta por la violencia o el bullying.

En cambio, cuando se promueve una cultura de resolución pacífica de conflictos, el clima escolar mejora: se fomenta la colaboración, el respeto y la inclusión. Y esto tiene un impacto directo en la calidad de los procesos educativos. Una buena convivencia es la base para un aprendizaje significativo.

Prevención y manejo de conflictos: el rol de cada actor en la escuela

Para lograr una convivencia pacífica y prevenir los conflictos, no basta con tener un “manual de disciplina” o aplicar sanciones. Se necesita una estrategia integral, donde cada estamento de la comunidad educativa tenga claro su papel. A continuación, detallo el rol que considero debe asumir cada actor clave, tanto en la prevención como en el manejo de los conflictos escolares:

1. Equipo de gestión

Prevención: El equipo directivo tiene la responsabilidad de establecer políticas claras de convivencia, fomentar una visión compartida de escuela como espacio seguro, y garantizar que existan protocolos para prevenir conflictos. Además, deben promover capacitaciones continuas para docentes en gestión emocional y estrategias restaurativas.

Manejo: Ante un conflicto ya presente, el equipo de gestión debe intervenir con objetividad, asegurando la aplicación de los reglamentos de forma justa, sin caer en autoritarismos. También debe apoyar la mediación y garantizar el acompañamiento psicológico, cuando sea necesario.

Ejemplo: Un director que nota tensión entre dos grupos de estudiantes por motivos barriales puede organizar una jornada de integración con actividades cooperativas, antes de que estalle un conflicto mayor.

2. Profesores

Prevención: Son actores clave en la detección temprana de señales de conflicto. Deben trabajar desde el aula en el fortalecimiento de las habilidades socioemocionales, promover el respeto a la diversidad y establecer normas de convivencia claras, co-construidas con sus estudiantes.

Manejo: Cuando el conflicto se presenta, el docente debe actuar como mediador y guía, no como juez. Es importante que escuche a las partes, ayude a identificar las emociones involucradas y facilite soluciones constructivas.

Ejemplo: Una maestra que detecta burlas constantes hacia un estudiante por su forma de hablar puede usar una actividad de reflexión grupal para trabajar la empatía y frenar el acoso.

3. Familia

Prevención: La familia es la primera escuela de socialización. Por eso, su participación activa en la formación en valores, en el acompañamiento emocional de los hijos y en la colaboración con la escuela es vital para prevenir conflictos.

Manejo: Ante un conflicto, la familia debe mostrarse abierta al diálogo con la escuela, sin asumir posturas defensivas ni justificar conductas inadecuadas. También debe reforzar en casa los acuerdos alcanzados en el entorno escolar.

Ejemplo: Padres que reconocen el mal comportamiento de su hijo y colaboran en un plan de mejora junto con el equipo psicopedagógico.

4. Estudiantes

Prevención: Deben ser formados como agentes activos de la convivencia. Tienen derecho a vivir en un ambiente seguro, pero también el deber de respetar a los demás. Se les debe empoderar para que participen en comités de disciplina, círculos de diálogo, etc.

Manejo: Deben aprender a expresar sus emociones de forma asertiva, a reconocer los efectos de sus acciones y a asumir responsabilidades. La mediación entre pares es una herramienta poderosa cuando se les capacita adecuadamente.

Ejemplo: Estudiantes capacitados como mediadores escolares ayudan a resolver malentendidos sin necesidad de escalar el problema a los docentes.

5. Psicólogo escolar

Prevención: Su papel preventivo es clave. Diseña programas de desarrollo socioemocional, detecta factores de riesgo, asesora a docentes, promueve campañas de convivencia, y realiza evaluaciones periódicas del clima escolar.

Manejo: Interviene directamente en casos de conflicto con apoyo emocional, técnicas de mediación, intervención en crisis y coordinación con otros servicios cuando hay factores externos graves involucrados (violencia intrafamiliar, por ejemplo).

Ejemplo: El psicólogo que implementa un programa de educación emocional en primero y segundo de secundaria para disminuir los conflictos por impulsividad y falta de empatía.

6. Orientador escolar

Prevención: Trabaja de la mano con el psicólogo, centrado en la orientación vocacional y personal de los estudiantes, pero también en la formación en valores y la resolución de conflictos. Realiza talleres, charlas, y orientaciones individuales.

Manejo: Interviene cuando hay conflictos relacionados con la toma de decisiones, crisis de identidad, o problemas grupales que afectan el rendimiento. También puede mediar entre docentes y estudiantes.

Ejemplo: Una orientadora que acompaña a un grupo de estudiantes en conflicto con su profesor, facilitando un espacio de escucha donde se reestablece la confianza.

Conclusión: 

La escuela no es ajena a la violencia que vive nuestra sociedad. Pero también es uno de los espacios donde aún tenemos la oportunidad de transformar esas dinámicas. No podemos cambiar todo el entorno social desde la escuela, pero sí podemos sembrar prácticas distintas: diálogo en vez de gritos, acuerdos en vez de castigos, empatía en vez de juicio.

Como futura psicóloga escolar, me comprometo con una visión de convivencia donde el conflicto no se vea como un enemigo, sino como una oportunidad de aprendizaje. Pero para lograrlo, se necesita el compromiso de todos: directivos, docentes, familias, estudiantes y profesionales del acompañamiento.

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rosaura Perez

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